Lecciones de Cacería


imagen con plumas
A Claudio, porque sabe.

no albatros ni gaviota ni la melancolía de un carnaval de jueves veneciano
(sino arrebol de raso y lentejuela, viajero largo de una tierra sin nubes, amante de arcoiris y de un color antiguo que brotó de la tierra
eras de algún lugar de gente risa afuera / sonrisa de centella constelación de orión sobre las siete orillas de sal de las ciudades
venías en el carro de guerra de tu nombre / orillando la fama de aquella orlada nube
de terciopelo azul / entrabas por la puerta mayor del escenario
(ataviado de plumas el que soñó con dios
fino espejo de sombra te divide la piel en dos memorias: una para los días de fiesta, de ponerse alegrías o por lo menos un talante de gala, un vestido talar por donde van temblando despedidas / vibración de garganta miel espesa / o el eterno cuplé
de la cuerda rasposa que te ataba a una estrella
otra para el azul voraz de la inocencia, para nombrar apenas el dulzor maternal
(o imaginar a todos tus amigos parados en racimo de júbilo al borde del camino agitando el color de
una razón de siembra que no pidió razones
después vino tu nombre con su traje de plumas / pájaro de un ayer naufragado entre mesas de bar y madrugadas / tinta nudo de chispa levanta la palabra como una mariposa
te regala una historia para que me la cuentes / todos las cosas están aquí de pie
esperando tu paso con los ojos abiertos
(yo solamente te quería pensar

La edad del oro

Aquí se pasea la muerte, a lomos de un sol cansado.
Una américa larga yace como jaguar herido, los ojos achicados
contra la lejanía de un caribe revuelto,
mientras los golpes cortos se suceden, música de ultratumba
para la sed minada de mineros.
¿Saben los ojos de ese jaguar de jade del peligro dorado que le ronda
la entraña? ¿Sabe del duro acecho
que circundaba el hueco de oscuridad candente, allí donde los dedos
desnudaban muñones en pos de las esquirlas?
La garganta segada de su virtud del aire ya no podrá decirlo.
Ha caído el estruendo de la depredación, sacrificio calcáreo de silencioso aullido.
Después vino el estambre de fuego adelgazado, que acariciaba
cuellos de reina de las nieves, por si placeres regios o decapitaciones.
El jaguar miró el sol y sembró su estupor en la dorada estirpe de los hijos
delgados de la piedra, en su dolor dolido de antigua profecía.
Vendrá el dios por el este.
Oropel de algún sueño que se cierra
para que empiece otro.

fiera lunar

así decías mientras contabas olas en la línea de sol del horizonte / decías
y tu dedo era el mundo (tu voz sabor a piedra era la exacta forma de
contestarle al mundo / la desnudez que habita en la pregunta
o en el hambre de una fiera lunar que reclamó tu olor / o tu piel que dolía como una multitud de paraíso
el camino fina niebla de polvo se extendía delante como baile de cuervos disfrazados
tu nombre ya a mi lado viajero sibilante de inocencia rastrera
boca núbil de cierva, corazón de amapola ondeaba su blandura en mi costado
casa blanca en el bosque / puerta de caramelo y debajo el veneno
soberbio azúcar verde que bajó por mi lengua
temblor de terciopelo mueve labios de gato en la penumbra
agita una blancura de piernas enroscadas / cierta hondura de mar que se deshace
o el gemido de parto de la bruja
aquí sobre esta tierra se echó a rodar el dado se movieron los dioses
no sonrieron (solamente tu lengua desliza un estallido de adormecido pétalo
por dentro de mi oído como fiera lunar recién nacida / algo lame el olvido de tu nombre
un guardián al acecho por el camino etrusco de mi vientre me arrebata tu nombre
con su manto a la espalda / con su escolta de lobos y aquel ojo vestal
jadeo en la tormenta para decir adiós
nunca más mensajero de la huella del hombre que todavía respira
allá en la oscuridad / que no sabe quien soy ni por qué debería recordarlo
no de madre la mano que me arrancó del sitio donde él vela mis armas
por dónde vendrá el mar para decir de nuevo la memoria del juego de haber sido
o el rastro de una gota de memoria que devuelva el camino / el camino y tu voz
rescoldo del pasado
como si olor a sol recobrara el prodigio de tu antiguo perfil
tu dedo dibujando una cinta de amarillo fugaz entre los árboles